Damián es un buen hombre, buen esposo, buen padre, buen hijo, buen empleado. Sin embargo, detrás de esa fachada se esconde una sombra que surgirá a flote cuando el confinamiento estricto es decretado por el gobierno. Los problemas financieros el distanciamiento hacia su familia y en definitiva no lograr ser quién él desea generarán un desequilibrio que lo llevará a ensimismarse. Damián trata entonces de salir de allí, de esa cárcel que ha construido para sí mismo, Damián tratará de vislumbrar otra posibilidad, una realidad distinta pero que implica no volver a la supuesta“normalidad”.